Cuando se trata de hacer divisiones maritales, usualmente la casa es la parte más controversial de la ecuación.
Algunas propiedades, lógicamente, ya pertenecen a un individuo o al otro, como el auto que utilizas todos los días o tus bienes personales. Y las cuentas de ahorro y los 401(k) pueden ser divididos. Desafortunadamente, obtener la mitad de la casa, ¡no valdria la pena!
De todos modos, es más que el valor monetario de la casa, son las emociones apegadas al espacio.
Para aquellos con niños, alguno de los padres querrá la casa para que ellos mantengan un ambiente más consistente y familiar. O tal vez hayas pasado años en esa casa, haciendo mejoras, amoblando, cuidando de ella y puede ser dolorosa la idea de dejarla ir.
Hay personas que no les gusta la idea de “achicarse”. Lidiar con todo el trabajo que conlleva una mudanza – buscar, empacar, vender cosas viejas – suena agotador.
Mientras que quedarte donde estás pueda sonar tentador, deberías tomarte el tiempo para considerar realmente es la mejor idea.
Ser dueño de una casa puede ser costoso.
Esa casa viene con una hipoteca, impuestos a la propiedad, utilidades, seguros, mantenimiento, y costos de reparaciones. Si te quedas con la casa, puedes estar haciendo que tu vida sea más estresante ya que tendrás que lidiar con las mismas obligaciones financieras en un momento en donde tu entrada de dinero puede ser menor.
Considera si rentar un apartamento o achicarte a una casa más pequeña tiene más sentido para ti ahora que tus ingresos se ven reducidos. Si, tomará más tiempo al principio, pero podrías ahorrarte un mayor stress financiero a largo plazo.
Considera el impuesto a las ganancias.
Este no es un inconveniente para todas las parejas, pero con el precio de las casas aumentando por todo el país, es importante pensar en esto.
Si vendes tu casa mientras estés legalmente casado, puedes excluir $500,000 en ganancias antes de los impuestos de venta. Por el otro lado, si te quedas con la casa pero decides venderla luego del divorcio, solamente podrás excluir $250,000 en ganancias. Eso puede ser una diferencia de miles de dólares en ciertos casos.
Presta atención a lo que estás renunciando.
Algunas personas renuncian a sus ahorros, inversiones, y jubilacion solo por mantener la casa. La desafortunada consecuencia es que terminan luchando por pagar los gastos del día a día o que como resultado no terminan con una una buena jubilación.
Preguntate a ti mismo si realmente vale la pena. Si tienes hijos, es probable que cambiar la casa no sea lo más difícil por lo que tengan que pasar, y hay muchas otras maneras de mantener su vida consistente y familiar – amigos, familia, escuela, actividades extracurriculares, y tu presencia amorosa.
Y después de todo, ya has transformado tu casa en un hogar – ¡puedes hacerlo de nuevo!
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